Te
levantaste temprano aunque estabas de vacaciones. Te duchaste después de ver un
rato la tv, desayunaste lo que mamá te preparó al verte despierta y tras
ponerte algo lindo y fresco saliste a recoger a aquella amiga de infancia que
volvía después de tiempo a visitarte.
El día te
sonríe. Está bonito. Te reíste mucho con tu amiga y fueron a una fuente de
soda. Aquel mesero guapo te ha vuelto a sonreír y recuerda tu nombre. Te dieron
de más en el cambio. Todo sigue siendo risas y aún estás a tiempo para salir
conmigo.
Te invito
al cine a ver una película de esas que te gustan y que a mí me aburren mucho,
no sé decirte, ¿qué parte me gustó más?, No lo sé porque me la pasé mirando el
brillo de tus ojos con el reflejo de la proyección, ansioso de que te des
cuenta y temeroso de que así lo hicieras. Pasamos por unos helados y competimos
una vez más por quién saca más rápido el dinero para pagar la cuenta. No sabes
cómo me jode que me ganes.
Nos
fuimos a los videojuegos y gane un osito para ti. ¡Como en las películas! Lástima
q no te gusten, creo que lo aceptaste por compromiso. Pero eso fue agradable porque
creo que lo hiciste para darme el gusto y me gusta creer que te importo.
Definitivamente tú no naciste para los videojuegos. Te aburriste y me sacaste
del sitio cuando iba ganando. Sé que a veces me dejo llevar. Pero no puedo
dejar de intentar sacar lo mejor de mí cuando estoy contigo. Al menos, eso
intento porque casi siempre fallo, como una hora después en que se me pasó la
mano y te enfadaste conmigo por insistir mucho en temas sin importancia. Una
vez más, sé que es cosa mía, me hiciste sentir muy pequeño.
Se hizo
tarde y tuviste que regresar a casa. Te despediste con esa sonrisa que tanto me
gusta y prometiste llamarme. No esperaba que lo hicieras, nunca lo haces, te
conozco tanto que sabía que estarías toda la semana dedicada a tu amiga y que
tal vez después lo harías. Mentira, lo haría yo y así fue. Nunca entendí como
alguien de mi edad puede ocupar su tiempo tanto. TAAAAANTO.
Dos meses
después lo descubrí. Aquel chico de la fuente de soda se volvió gerente y ahora
salía contigo. Se les ve muy lindos en el Facebook. Sí, minúsculo de nuevo. Qué
fácil se borra a la gente de tu vida hoy en día. Bastan 2 clics.
Pasó un
año, dos, tres, cinco... Extrañando tus chocolates y las bromas de tu hermana.
No sé nada de ti. No quiero saber realmente. Si por fin se te diese por
llamarme no sé qué te diría. Ya no hay nada.
Te
levantas temprano aunque estas de vacaciones, te duchas después de ver un rato
la tv, desayunas lo que puedes. Él no te preparó nada al verte despierta y tras
ponerte lo primero que encontraste te pones a ordenar esas cajas viejas llenas
de recuerdos. El día no sonríe; está nublado. Te dan nostalgia las fotos de ese
día con tu amiga en que fueron a la fuente de soda. De pronto encuentras esa
foto con aquel peluche que te regalé. Tenía mi número apuntado. Lo marcas tras pensártelo
y contesta una chica que ninguno conoce. Ya no estás a tiempo para salir
conmigo.